Dignidad
La locomotora pitó insistentemente al entrar en la
estación. Apartaban la nieve caída en la madrugada. El maquinista conversó con
un operario. Esperaban noticias. El puerto podría cerrarse. La mujer sentada al
otro lado del pasillo, tembló, arropó con la toquilla la cabeza del niño que
llevaba en brazos, y se santiguó. Tú no bajarás a la mina con tu padre; primero
tendría que matarme; emigraremos. Del pañuelo atado a la nuca, le sangraba el
oído. Permítame.
José Ignacio
Martínez Gutiérrez, Valencia de Alcántara, Cáceres, Espanha
Escritiva nº 5 – homenagem às sapatilhas
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